Pero no existe formula más simple para empezar a viajar, que hacerlo. Dejar de pensarlo mucho y hacer más, después de todo entre hacer y no hacer siempre es mejor la acción y no quedarse con la duda de lo que pudo hacer sido. He conocido a gente que se pasa la vida queriendo viajar y vivir aventuras, y que teniendo todo para hacerlo…nunca se da el ánimo y valor. El cambio siempre es bueno… y en el peor de los casos siempre puedes volver a tu confort y punto de partida. Estas son ideas que entre viajes he aprendido.
1) De los libros aprendes…
pero con los viajes infinitamente más.
Una de las cosas más
positivas de viajar es que aprendes a ritmo acelerado y de todo. Primero
aprendes sobre ti mismo, te das cuenta de quién eres en el mundo. Te conoces
realmente cuando abres tu mente para ti y hacia los demás. Desde ahí, te das
cuenta que las nuevas culturas e idiomas eran un regalo de la vida esperando por
ti y viceversa. El shock cultural puede ser positivo o negativo…depende del
punto de vista que lo quieras mirar. Cuando por primera vez me fui a Europa la
primera parada la hice en Frankfurt-Alemania. Me di cuenta que no sabía decir
absolutamente nada en alemán…sentí un dolor y placer exquisito, porque me di
cuenta de lo mucho que tenía que aprender del mundo. Con el tiempo aprendí a
comunicarme un poco, y me di cuenta que si hubiera querido aprender eso mismo
con clases o libros de alemán me hubiera demorado meses y probablemente
haciendo clases me hubiera aburrido muchísimo…Pero en el momento, solo fueron
horas para que se produjera un click idiomático en mi cabeza y empezara a
aprender y aplicar por la necesidad.
2) Viajar no es vacacionar
Muchos creen que cuando uno
anda viajando, está únicamente buscando la foto clásica del lugar visitado, lo
turístico-seguro y estadías de hotel y paquetes turísticos. Pero la premisa de
viajar busca todo lo contrario, porque no se trata de relajos vacacionales que
muestran las fotos de los anuncios de alguien en una hamaca tomando un sex on the beach…eso es vacación
turística y todo bien con ello, no tengo nada contra eso, es solamente que no
es mi estilo aunque debo decir que a veces me he dejado llevar por momentos así
y lo disfruto totalmente. Pero intento seguir de viajero y viajando, asumiendo responsabilidades globales y la
siempre necesaria cuota de estrés. Por ejemplo, estando en Perú hice una caminata
de 12 horas hasta Machu Pichu mientras el tren pasaba a mil por hora al lado mío,
yo me sentía feliz ( en un principio) de mi rebeldía caminante, pero al cabo de
unas horas deseaba haber sido parte de los turistas del tren… son paradojas
complejas :D
3) El dinero no hace la
felicidad
Ligado
al punto anterior, no se necesita tener mucho dinero para viajar bien. Es
decir, no se necesitan los hoteles, ni restaurantes para tener una buena
estadía. Aunque quizás sea una autoconsolación a no disponer de más recursos
para viajes. Pero momentos, como caminar por las calles de Buenos
Aires-Argentina compartiendo bolsitas de azúcar del desayuno con tu compañera
de viajes por no andar con dinero…eso es felicidad.
4) El amor se vuelve
intensamente relativo
En este
punto se podría hacer un post aparte por lo extenso que pueda ser. Pero vamos.
Viajando se encuentra el amor de todo tipo. Amor por las costumbres diferentes,
por la ropa mojada en la lluvia, por los nuevos sabores que pruebas, por
despertarse hablando en otro idioma ,o amor de pareja por alguien que conoces,
entre tantos otros miles tipos de amor. Estando en San Pedro Sula-Honduras me
asaltaron con pistolas llevándose mi cámara y celular, yo me llevé unos golpes
y me llevé también la autentica sensación
de amor por la vida… ¡me sentí vivo!
5) La mejor moda es la de
viaje.
Parte del secreto del
desplazamiento es andar ligero de equipaje. Llevar lo justo y más práctico en
ropa es fundamental. A veces intercambias ropas con amigos de viaje y tu estilo
se vuelve multiculturalmente parchado de estilos del mundo. En las fotos de
viaje es como que el tiempo no pasara, porque siempre te ves con la misma ropa
y vestido como probablemente en tu cotidiano no lo haces (restricciones
absurdas de las presiones y normas sociales). Cuando andaba por Barcelona-España,
usaba una boina irlandesa y lentes turcos que había cambiado por una bufanda.
En resumen…era un rockstar neo-hippie latino, y en más de una ocasión me preguntaron
de que banda musical era y si me podía tomar una foto con ellos. Tenía dos
opciones… ¿me veía cool o solamente raro?
Me quedo con la primera opción ;)
6) Te haces visible al
mundo
Cuando estas lejos de tu realidad inmediata y no conoces a nadie ni
nada, lo fundamental es hacerse visible a los demás….hablar y socializar es
vital para hacer un buen viaje. La clave está en tener algo que ofrecer al
resto, una buena conversación, datos, risas, intereses en común o simplemente
una cerveza. Si andas por el mundo esperando que solamente el resto se acerque
a ti, estás perdido. La soledad no es una buena aliada cuando estas viajando. En
Antigua-Guatemala tuve que recurrir a la técnica del cigarrillo. Yo no suelo
fumar, pero romper el hielo pidiendo fuego resulta muy bien. La ciudad era muy
tranquila y necesitando contacto humano. El compartir unas fumadas con locales
en la plaza central fue sensacional…y así yo conocí el Guatemala profundo y
ellos algo del sur del mundo.
7)
Rompes tus límites
Una de las maneras más simple de darte cuenta que viajando estás
haciendo algo maravilloso, es disfrutar que nadie te conoce. Dejar atrás la timidez, prejuicios o miedos
que sueles tener te hace libre. Lo diferente te libera de tus límites. Estando
en La Rochelle-Francia, fui con un grupo de amigos a una fiesta latina,
naturalmente mi apariencia latina era obvia y cuando empecé a bailar bachatas y
reggaetón, de la nada todo el mundo me
seguía en los pasos de baile. Y yo, siendo un pésimo bailarín no me lo podía creer,
no podía parar de reír…es que en Latinoamérica soy una vergüenza para el baile.
8) Enfermarse no siempre es una tragedia
Aunque
enfermarse es realmente uno de los momentos en que te puedes complicar en un
viaje, a veces el malestar o enfermedad se puede convertir hasta en una gran
anécdota. Dejando de lado que a momentos te puedes sentir morir con dolores
desconocidos y reacciones insólitas en
tu cuerpo, después de esas tormentas sales fortalecido. Cuando pasé mi cumpleaños 24 en la isla de Ometepe-Nicaragua, encontramos
cerca del pueblo a un perrito que estaba en los huesos y muy enfermo. Quise
hacer mi buena acción del día y le compré un paquete de jamones que mientras se
los daba, saltó con fuerza a morder mi mano y lo logró. Naturalmente, me dolió
y preocupé muchísimo de lo que me podría pasar, entre el contagio de rabia y
otras mil enfermedades posibles. En la isla no tenía adonde recurrir por
atención medica y mi remedio fue alcohol gel, agua de mar y succión a la
herida…después de eso pase los días esperando alguna reacción y nada pasó… por
suerte no me enfermé, el perrito comió rico y mi mano sigue estando en su lugar
:D
9) En lo diferente está el encanto
Más
que una virtud natural, la paciencia y tolerancia se deben aprender, entrenar y
aplicar. Las diferencias culturales que encuentras en el camino te hacen dar
cuenta que existen otras formas de ver y vivir la vida. Los ritmos son distintos en cada parte y
también los gustos. Pasarse comparando las cosas nuevas con las que conoces es un
absurdo y es desgastante. La gracia de viajar es vivir el momento en plenitud y
no andar quejándose de lo distinto. En mi primer mes viviendo en México bajé
unos 5 kilos de peso debido a la comida picante. Todo tenía ají o chile y yo
haciendo batalla a la resistencia de mi cuerpo quería probarlo todo…ni de la
michelada me salvaba buscando un refresco a mis labios rojos e hinchados por el
picante. Con el tiempo me acostumbré a las comidas y hasta aprendí a
cocinarlas…los kilos perdidos valieron totalmente la pena.
10) Todo gasto cotidiano…. lo comparas con lo que podrías hacer viajando
Ya cuando paras de viajar por un tiempo esa práctica se vuelve un hábito. Comprar hasta lo más mínimo se convierte en un ejercicio de cálculo de prioridades. Comprándote ese pantalón de 20 dólares significa también dos noches de hostel, o un pasaje, o días de comida o tantas otras opciones. Me preguntan de dónde saco el dinero para viajar, que si me he ganado un premio o incluso si es que soy millonario. Y si ese fuera el caso, entonces ya conocería el mundo entero y no tendría que pasar algunas temporadas trabajando para ganar dinero y después irme otra vez. Es simplemente que he aprendido a priorizar para los objetivos que quiero…viajar. No me es importante andar pensando cambiar mi televisor o celular por ese otro más moderno y más caro. Lo importante para mí nunca ha sido ese tipo de cosas (y espero realmente que nunca lo sean). Invierto mi dinero en viajar, y si eso se considera una compra…soy un consumista. Estando en Oporto- Portugal, preferí pasar un invierno frio y no comprarme guantes ni bufanda, porque su precio era un pasaje en tren hacia Aveiro a ver a mis amigos y algunas noches de cervezas y vinos dulces.
11) Las redes sociales se
vuelven mundiales
Las noticias que pasan en
el otro lado del mundo que antes las veías sin más, después de viajar te van a
hacer sentido e importar realmente, porque probablemente vas a tener a un amigo
por allá lejos. La conciencia civil se vuelve una conciencia humana global, y
ya nada de lo que pasé en el otro extremo del mundo te será indiferente. Veras
entonces que Facebook o Twitter se convierten en plataforma de noticias en
tiempo real, y tus contactos de amigos son la fuente directa y autentica de lo
que está pasando. Cuando fue el terremoto de Chile en el 2010, recibí mensajes
de todas partes del mundo preguntándome como estaba después del sacudón… me
emocioné hasta la lágrimas, yo estaba bien, pero leyendo los saludos y buenos
deseos estuve mucho mejor.
12)
Planificación versus improvisación
Cada viaje
nace desde un plan inicial, pero hay que ser dinámico y tener presente que todos
los planes que tenías pensado siempre pueden ir cambiando y más si viajas solo…
ahí está la magia del movimiento.
Probablemente quieras conocer y hacer cosas específicas de un lugar para
sentir que estuviste allí, pero en el transcurso, la improvisación y casualidad
son las mejores constantes. Una tarde mientras me bañaba en la playa de
Akumal-México, con una amiga hablábamos de lo loco que sería ir a Belice. Entre
risas nos miramos, y casi con la ropa mojada… 3 horas después ya estábamos arriba
de un bus con rumbo a Belice City. Libertad…dulce libertad.
13) Empiezas a escribir otro tipo de Currículum Vitae…uno de viajero
A veces el mejor panorama estando de viaje no es salir a recorrer la
ciudad o lugar en el que estas. Sino, es pasarse tardes enteras intercambiando conversaciones
con otros viajeros. Te enteras de cada nueva posible aventura, y recibes datos
de lugares y cosas para hacer. La mayoría de las veces esos datos no aparecen
en las guías de viajes. Y todo es reciproco, porque ni te das cuenta y con el
tiempo y vivencias tú también te encuentras lleno de tips para otros viajeros. “Lo
que das te lo das y lo que no das te lo quitas”…sabio dicho de Jodorowsky;)
14)
Conoces a gente increíble…y a veces tú también lo eres
Por circunstancias
de viaje, uno empieza a vibrar en otra frecuencia. De cierta manera eres un imán
para que pasen cosas nuevas y para conocer gente. La mejor receta es hablar y
hacer. He cruzado camino con gente increíble. Desde escritores, músicos,
políticos y artistas, entre otros. He hablado con agentes del cambio mundial y
local, gente famosa y otros tantos anónimos que compartes palabras en la calle.
Y viviendo así, hasta tú también empiezas a ser algo más interesante. :D
15) Los idiomas son un puente
Cuando te
despiertas en medio de la noche con gente hablando dormida puede ser latoso. Pero
cuando lo mismo pasa con gente hablando dormida en distintos idiomas que no conoces,
entonces toma otro sentido y se vuelve encantador. Entiendes y disfrutas de la
globalización en un sentido más efímero y real al mismo tiempo. El mundo
condensado en un solo espacio. Los idiomas como puentes de contacto y no como
impedimento. En esencia todos somos lo mismo dicho en distintas lenguas.
16) Si buscas…encuentras
El mundo está ahí
afuera de la puerta de casa para conocerlo. Y si lo sales a buscar te recibe
con los brazos abiertos. A veces lo que se busca es conocerse a uno mismo,
lejos de sí mismo. Así, ganas nuevas comprensiones y entendimiento a los demás.
A mí me dio esa bienvenida al mundo Brasil y su gente, cuando tomé la decisión
de irme a vivir a la tierra carioca por un tiempo. Desde ese momento supe que
lo mío no estaba condicionado a lo que mi país Chile me daba. Si había nacido
allí fue casualidad y mi meta planificada era ir más allá.
17) Dudas versus
excusas.
El viajar se aprende haciéndolo. Y es entendible que lo desconocido te espante o genere más dudas que certezas. Pero ¡hey! si no lo haces ¿te pasaras la vida conformado con seguir viendo las revistas y canales de viajes? A veces tantas dudas de la gente disfrazan las excusas con un “pero eterno”. Entonces, si eres joven y no te mueves… preocupante es pensar en cuando seas mayor ;) (…) lo peor no es que el mundo no sea libre, sino que la gente se haya olvidado de la libertad. (Milan Kundera)